jueves, 3 de julio de 2014

VIVE RÁPIDO



Cuánto fRÍo puede VEnceR un cuerpo de centellas ávido si sólo son veintidos las lonas para cubrir de blanco la bruma-camaleón que la piel blinda de obuses,
Tú, caminante entre cienes de mujeres solícitas que quisieran acariciar tus párpados,
yo, que moro en la reserva espartana del sueño yankee,
yo adoro tus rótulas,
remuerdo el último pan caliente para avivar las frondas que el acero templa,
y me marca un jazz antiguo que invita a correr… seahoga el lenguaje en mi cuello anatemático.
Tómalo.

No sé poner en ristre este séquito de aptitudes domésticas,
no sé sino ofrendarme,
así que te izo dogmas y porsiemprejamás además es poco…
que no quiero Las Vegas hundirse estrepitosa, sino apuestas en cada una de estas órbitas,
que un casino concurrido de reveses ya no soy,
que mis oquedades de enfática América desoyen las voces, las otras también son Tuyas,

y esta tinta que al acto desaparece,
esta noche que todo lo borra salvo la ráfaga de estigmas múltiples, no se declina para reafirmar plegarias innominables, bárbaras,
como un Reencuentro iniciático las manos, sabientes de sus manías se reapuntan indómitas [[se reacotan]],
enloquecen.
Y este légamo,
este vagón donde las sombras se embriagan,
estas vallas de alegre espino y repetidor que alambra los torsos ebrios de barro a la tensión del mortero,
más abisal que el motor enrojecen mis raíces necrológicas migradas de la patria barrica,
me desarm a  s    las cimas…

¡qué pienso para fantasmas estos altares!
estos nombres que ya nada nombran,
qué son sino estas mandíbulas ¿pro-huestes óseoen clímax atroces?
Tú reinventas la hípica artillera de este espíritu, de este régimen,
yo no sé sino postrarme a tus muñecas,
si transfundirme a tu sangre,

y ésta, esta muchacha diagética es capaz de extraer uranio de lo profundo y aljófares,
estas vértebras son vías para el balastro y sollarse aquí, ahora es preciso,
engendrar proyectiles, después ver florecer la infamia

yo me entrego a correr… servir a tus caballos rítmicos tantas yardas me quieras,
estos humedales, estas cizallas
¡Tú sabes lo que roerse el cráneo implica!
sabes de mi sutura frontal,          , mis hemistiquios,
has estado en las verjas, entraste enésimo, me has pedido que relea la carta
-         las palmas hacia abajo -
una, dos veces,
-         inclinada –
y mientras, mientras ese tumulto de desdentados muertos se han despertado,
esa estirpe sin linaje que no escucha a las ventanas,
esa quimera sin casta que un día nos brindó el cuchillo,

siénteme,

en los robledales,
en los eucaliptos,
sobre el pavimento del Imaginario dispénsate conmigo estas pastillas,
estos números exactos, tan idénticos,
esta frontera a descruz,
este Río,


este cadáver sin frenos.


Cristina Tauler

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