jueves, 24 de octubre de 2019

hacer fuego (de Violeta Castaño)

hacer el fuego:
Foto: Google Image (Palomeras, Vallecas. Años 70)
entender el sonido del olor del guiso
hablar de la palabra guiso
escenas de mujer en lucha consigo misma
saber cómo brota el alimento cocinado
como forma de cariño
condimentar
entender el cuidado
unir la sensación de procurar la vida
de la mejor manera posible
entender la espera y la pauta, la dedicación
como esa forma de entrega sencilla
reivindicar la cueva, la charla mientras tanto
el ritual del mediodía
siempre hay algo que se aprende
siempre hay algo que se perdona
poner el plato en la mesa: el abrazo de domingo

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS (de Ándres Izu)


Foto: Google Images (Palomeras, Vallecas 1956)
Todos teníamos los mismos padres,las mismas madres,
sujetaba la puerta del hogar la placa del ministerio de la vivienda,
no habíamos nacido cuando estaba esa mierda,
somos hijos e hijas de otra mierda,
el olor a ducados,
la nevera del domingo,
la corona y el águila,
el calendario de transportes,
la televisión privada,
la síntesis,
la paga,
la pupila dilatada,
formación profesional,
las becas
y
la era virtual.

Teníamos el mismo padre,
el del tajo partido,
el del sofá intocable,
radio
quiniela,
tómbola
y
faria.
Teníamos la misma madre,
la que nombraba el hogar,
la que zurcía,
talón/rodillera/codera/escalera/espalda/portal
perfume
amoniaco
lejía,
media
de
nylon
y
sagrada familia.
Todos teníamos la misma madre,
la del luto interminable,
la de la crianza,
la que separaba las hostias
y
remendaba el calcetín.
Todos teníamos el mismo padre,
el que traía el pan
y
los
dos
huevos
encima
de
la
mesa.

Comenzamos el otoño (de Esther Muntañola)

Comenzamos el otoño
Foto: Google image ( Pozo del Tio Raimundo, años 60)
comiendo de una granada,
otra vez el tiempo acelerándose
jinete del vacío.
Llegaban fotos de Plutón
tomadas por la sonda Ceres
y acumulábamos fruta sobre la mesa.
En el mar que nombramos nuestro
encallaban personas que no llegarían a Europa
huyendo de la barbarie,
de la ignorancia que mata.
Millares, iguales a nosotras, a nosotros,
dejándose los pies, el alma, la heredad de la tierra.
Así comienza este otoño
que fuera no promete nada,
y temo al invierno por ellos,
al hambre, a la locura del dolor.
A la falta de amor en los ojos de los hombres.

El Coronel dice...


Dice El Coronel
que la belleza sólo es un tipo con las manos en los bolsillos
un gato sobre la lavadora con la mirada fija en el encofrado
del bloque de pisos de protección oficial:
la belleza es la contemplación sin trauma del horror.


.mirarme. ( de Violeta Castaño)

algún día tendré que sentarme
Foto: Google image (Palomeras. Años 70)
frente a mí misma
y antes de hablar
.mirarme.
detenidamente
sin querer buscar errores o desperfectos
dejar de observarme como
un mueble de segunda mano
y entonces preguntarme
.de qué tienes miedo.
zarandearme por los hombros
hasta que crujan los huecos
que yo misma noto
en este esqueleto de palabras
.porqué te sientes como si todo lo demás
tuviese más valor que lo que tú ya eres.
.porqué piensas que dejas de ser simplemente sin hacer nada,
sólo disfrutando de una puesta de sol tardía.
.porque no dejas los brazos caídos para que el viento te baile sin necesidad de relojes.
lo sé
habrá un momento en el que esa perfección que me reclaman
/que me reclamo/
ya no soportará más sus propios argumentos
y
entonces
tendré que dedicarme unas horas o unos días
o quizá la eternidad siguiente
a aprender a entenderme sin aderezos
a saber que hay una yo
sin trabajo
sin cura para sus heridas
sin pensamientos positivos para otros
cuando esté preparada
seré la primera
en relajar el puño
en bajar la voz
en emprender este viaje conmigo y mis temores
en usar la coherencia en mis acciones
pero mientras
voy a guardarme las intenciones
en esta noche de febrero sin estrellas
y sólo voy a mirar a lo lejos
como si la otra ella
simplemente hiciera el gesto
de entender entre líneas verticales casi mudas
lo que hablo
o hasta qué punto debería quedarse a entenderlo
o si sólo debería ser esa imagen
borrosa
ya
sin ritmo
sin nada en el bolsillo
que camina marcha atrás
sin
casi
tocar el suelo

Desencanto, (de Andrés Izu)

No soporto la solidaridad de pegatina,
Foto: Google image (Vallecas. Años 70)

las grandes proclamas,
ni el verbo poder.

Me asusta la velocidad del progreso,
la dimensión del desastre,
la superioridad ética de la Europa blanca.

Me cansan los libros de autoayuda,
el positivismo,
la compasión
y
la condescendencia.
No creo en las vallas de los colegios,
en el silbato marcial,
en el patio
ni el bostezo de la lección impuesta.

Repudio la violencia de condenar las consecuencias,
no las causas,
los discursos
y
el diálogo con quien provoca la desgracia.

No comprendo el hambre,
el cáncer,
tampoco el sistema financiero
ni por qué ondean las banderas.

Me cago en la arrogancia del uniforme,
en los currículos y contratos,
en todos y en cada uno de los Ministerios.

Me duele tanto la falta de cercanía,
la corrección,
las formas,
la diplomacia
y
la falta de afectos.

Le doy la espalda a la amnesia,
la neurosis,
el ocio programado
y
a
los
que
creen tener la razón de todo.

Me angustia pensar no tener motivo
para estar vivo
y
la tristeza que llena los vagones del cercanías
todas las mañanas.

Llegó el desencanto nublando los muñones
y
párpados,
como una estación que nunca acaba,
como una estación que nunca llega.


ASTILLAS de Esther Muntañola


Foto: Luis Magan (Pozo del tío Raimundo. Niños jugando II. Años 70)
«De pronto el mar, enarbolado de velas:
y en el desguace, las cenizas.» Susanna Rafart


No supimos nada hasta alcanzar el espacio abierto.
El cielo seguía igual, impasible. Limpio.
Habían talado los árboles del recodo.
Cambiaron el equipaje. El paisaje de los pájaros.
El que siempre se ha conocido.
Al ver los tocones sentimos piedad y dolor.
Luego, el rencor, embarrando los ojos. Sabíamos
de quién era la finca. Quien había permitido
que se cortaran los robles. Así que teníamos todas
esas astillas en los ojos cuando cruzamos la calle y no quisimos
levantar la vista para no encontrarnos con ellos.

Jugamos. Condenamos. Maldijimos. La ignorancia
es una historia vieja y osada. Así, nosotros y nuestra tristeza
en la que seguíamos viendo los árboles amputados.

El camino. Nuestro camino.
El camino que ya no volvería a ser. Tocones pelados.
Abierta la carne del árbol como una espada humana.
Árboles que ciñeron el viento, el sol, la lluvia.

Es cierto. Mandaron talar los árboles.
Habían dado todo
de aval al hijo, y el hijo perdió todo.
Se habían quedado sin casa.

Volvieron a la aldea. Tuvieron que vender la madera
para salir adelante. Era largo el invierno.
Los árboles talados eran ellos también herida.
Recordatorio. Y mucho más dolor.
En nombre del hijo.


Mirando hacia arriba, de (Andrés Izu)

Foto: Luis Magan (Abuelos. Pozo del Tío Raimundo. Años 70)
Así caminan,
mirando hacia arriba;
las calles están llenas de gente que mira hacia arriba.
Hay quien se golpea con los transeúntes por alzar los ojos hacia el cielo,
otros miran hacia arriba sacando lustre,
hay quienes miran desde arriba a otros que no llegaron a mirar tan arriba.
Los hospitales están llenos de personas que caminaban mirando hacia arriba:
Fractura maxilofacial,
reconstrucción nasal,
traumatismo craneoencefálico;
esto en el mejor de los casos,
hay quienes simplemente caen al vacío,
por mirar hacia arriba.
A las niñas
y
niños se les enseña mirando hacia arriba;
se piensa,
se construye,
se produce,
siempre mirando hacia arriba.
Las medallas nacieron mirando hacia arriba,
la ambición,
el sacrificio,
el trabajo,
las antenas,
la comunicación,
las ideas,
todo mira hacia arriba;
todo,
todo por evitar mirarnos a los ojos.

ANDRÉS IZU



(Mendigorria, 1979) Estudia Magisterio de Educación Especial en la Universidad de Salamanca. Allí f
unda una compañía de teatro universitario (KN-ciencia Teatro) y comienza a leer en público sus poemas por primera vez. Posteriormente se traslada a Barcelona a estudiar Interpretación Dramática en la UACE. Confunda la Trip Teatre junto a Theor Román. También realiza un espectáculo poético musical Cartografías de los Imposibles con el pianista de jazz Sergi Sirvent. Más tarde se traslada a Madrid, ciudad en la que reside, a continuar sus estudios teatrales con los maestros Mar Navarro y Andrés Hernandez, Raul Iaiza, Ernesto Arias, Vladimir Olshansky, Andrés del Bosque y Alfredo Sanzol. Continúa leyendo en público sus poemas allí donde se preste y viva la poesía.

domingo, 20 de octubre de 2019

El Coronel dice...


Dice El Coronel

el dolor es un tren
con los ojos cerrados
el amor ese precioso tresillo
que compraste para dar un toque de vida al salón
y los gatos en tres días
le han adoptado como su propio ecce homo
Dice El Coronel que eso es el amor:
descansar sobre las heridas.

https://www.facebook.com/Vallekarte/

sábado, 19 de octubre de 2019

El Coronel dice..

 Dice El Coronel
con la rabia no se juega
es el fuego frío que lame
las raíces

con la rabia no se juega
prendes bailas amas llamas huyes
caes golpeas saltas
repites vuelves ladras
prendes bailas blablablá
pero no se juega.

https://www.facebook.com/Vallekarte/

martes, 15 de octubre de 2019

MARAIS POITEVIN de Esther Muntañola

Foto Luis Magan (Pozo del tío Raimundo. Niños jugando. Años 70)


Semeja la calma.
Es laberinto. Marisma.
Árboles como orilla, límite, ciudadela,
muros de raíces blancas
aves, insectos, pequeños mamíferos.
Caudal vegetal. El mundo ya sólo así.
Quietud.

Se buscan los árboles en el agua
y el agua ofrece constelaciones verdes,
estrellas verdes, pequeños fuegos.
Enrojece el espino, se enredan los fresnos,
y hay flores minúsculas y raras
y libélulas y pájaros miedosos.

Los árboles trazan
el camino del agua.

pequeños duelos diarios (Violeta Castaño)


Foto: Luis Magan (El Pozo del Tío Raimundo. Años 70)

todos los días
atravesamos pequeños duelos:
la decepción de ese amor de verano que se quedó en escapada
la despedida de un cuerpo joven
que ya no es atlético
que quizá ya no aguante tan bien los cambios de temperatura, las palabras malsonantes
los padres que ya no son padres
las madres que observamos distinto
los proyectos de viaje que se quedan en arena
los bailes a medio bailar
dos o tres miradas que tiramos al desagüe
nos recogemos
abandonamos expectativas
sobre las que nunca quisimos poner peso
pero en el fondo es difícil no lanzar la ilusión al aire
vivir de esperas y esperanzas
que nos llenan el estómago
como mariposas de tela suave
.
muchas
se repliegan en sus crisálidas
y después son
.esos nuestros pequeños duelos diarios

sábado, 12 de octubre de 2019

Esther Muntañola

 es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense y Profesora de Dibujo de Educación Secundaria.  Mantiene en paralelo a la escritura su actividad como artista plástica. En junio de 2003 se publicó su poemario En favor del aire, Colección El Árbol Espiral, LF ediciones, al que siguió Flores que esperan el frío. Gijón, Trea, diciembre 2012. En abril de 2017, aparece Comiendo de una granada, publicado por Bartleby Editores.
Algunos de sus poemas se encuentran recogidos en antologías como Entonces, ahora, Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, 2003, Orillas de Ávila, 2004, Hilanderas, Amargord, 2006, Poesía para vencejos, Fundación Instituto Castellano Leonés de la Lengua, 2007, Poesía Capital, Sial, 2009, Poesía y Tecnología, Ayuntamiento de Béjar, 2009, Poesía  antidisturbios, Amargord 2015, (Tras)lúcidas. Poesía escrita por mujeres (1980 – 2016), Bartleby, 2016, Poesía y raíces, Amargord, 2016, Del alma a la boca. Trece poetas madrileñas, Huerga y Fierro editores, 2018.
Se han publicado poemas suyos en  Rey Lagarto, Prima Litera, El Cuaderno, Alga, Cuaderno Ático y en revistas digitales y blogs sobre poesía como Nayagua, Hartz, Ojos de Papel, Las Afinidades Electivas, América económica, Trianart, Antaria, Eldígoras, ctxt … Ha participado en encuentros y lecturas como Poesía para vencejos (León 2005 y 2015), A que te leo (Logroño), Ladyfest (Madrid), Jornadas de Poesía Ciudad de PalenciaVoces del extremo (Béjar, 2009, Logroño 2015 y 2016)  Voix vives Toledo 2016poemad Conde Duque 2016Feria del Libro de Valladolid 2017Iberofonias organizado por el SIAC3 en Guarda, Portugal, 2018.
En el blog http://esthermuntanyola.blogspot.com se muestra parte de su obra plástica y poemas.
En octubre de 2018 publica en Ediciones Tigres de Papel su libro Árbol, en el que los poemas se acompañan de una muestra de la obra fotográfica de la autora.

Violeta Castaño


escritora de vocación, politóloga de formación y socióloga de profesión.  Me gusta pasear por la ciudad, ir a exposiciones, comer, escuchar música y bailar;  viajar para mí es una manera de aprender y abrir la mente, y leo para llegar a otros lugares e historias a los que no puedo llegar caminando. Aprecio el silencio y, cada vez más, cuido la palabra “tiempo”.

Tengo dos libros autoeditados, Parques, porqués y pasos de cebra (2010), y Adiós a los Modernos (2016). Mis poemas se han incluido en diversas antologías, y en el 2010 fui Accésit I Premio de Poesía Leopoldo de Luis, del Ayuntamiento de Madrid, con el poemario Otras palabras para otra Julia. También, fui finalista del Premio relato corto Ellas También Cuentan, editorial Torremozas, en el año 2004 con el relato Gente que Espera, firmado en la Feria de El Libro de Madrid, de ese año. Además, fui finalista del Premio Relato Hiperbreve Editorial Acumán, en las ediciones de 2005 y 2006 con  El verso de Benedetti y ‘ Cause baby, I ́m waiting for you now.
Coordino el proyecto Sororidades, que visibiliza a las mujeres poetas y artistas en general en eventos, talleres y charlas, y formo parte del Colectivo Poético Periferias Poéticas, donde pretendemos hacer de la poesía una herramienta para la denuncia y el cambio social.

EL CORONEL DICE...

Dice El Coronel:
Sobre esta piedra
costillas y pollo a la parrilla
una barra cuadrada
paella los domingos
viejos que se niegan a mentir en los exámenes de orina
piden una caña y una tapa de morro
los chavales de la obra bajan tintos como
encofradores acróbatas
peruanos manchegos altos como lápidas rubios
y los patrones con pantalones chinos
mocasines y unas carpetitas marrones con el nombre del amo
pirografiado
los peones redondos de las cubas de hormigón
el africano que cuida de los gitanos
los motores y los números de serie
La piedra de Petre palpita
en la calle san diego junto a la barbería de Valverde
frente al descampado del edificio que se cayó
sin que nadie lo sintiera
frente al monstruo de diez cabezas.

sábado, 5 de octubre de 2019

POéTIKAS, Viernes 25/ Oct./ 2019

Fuimos de los tantos, aquellos de la nada, colmados de expectativas y pantalones cortos. Nos convertimos en lo que somos hoy, una plaga de cosecha, frigoríficos vacíos y fiambreras de doce a una, almuerzos cronometrados. Poesía al margen de la poesía. Siento mucho que las cosas no hayan salido como tú querías, pero mañana habrá otro baile en la campa, músicos y cigarrillos y haremos el amor bajo las estrellas. Amaneceremos con la noticia: por fin ha estallado el coche oficial del presidente. Y yo te secaré las lágrimas con mi pañuelo usado.
Viernes, 25 de octubre, 20,30 de la tarde, con Andrés Izu, Violeta Castaño y Esther Muntañola, en el ciclo de poesía contemporánea POéTIKAS, en La esquina del zorro.
Estamos aquí para vivir la poesía y no para explicarla.

martes, 1 de octubre de 2019

POéTIKAS (Documento gráfico 27/09/19)

POéTIKAS A TRAVÉS DEL CRISTAL (I) Foto: Gsús Bonilla


Dice el Coronel:

hay un río un torrente un chorro de basura y escombros

que baja sandiego hasta la esquina de monteigueldo
luego sigue por debajo de la entrevías
nosotros siempre tiramos por el monte bajo
la gasolinera y el campo de basket
el bar La Perla
tiendas de segunda mano
esquinas de tercera piel
café moro corte de pelo
la obra que vigila El negro “el de los Barbas”
ya está con las rozas y las ventanas
a la derecha todo cuestarriba
el agua se niega a regresar sobre sus pasos
a la izquierda un delta de nervios que no van a ninguna parte
se estrellan contra la espina de la M30
como gorriones ciegos huyendo del horror

La flor devora la belleza

frente al espigón de la Albufera.

POéTIKAS, documento gráfico (I) Fotografías: Carmen Lafuente


el coronel dice:


hay un muro

una reja roma
que saca el surco tieso
enhebra la ciudad:
Aquí los rotos Allá los sucios
de este lado un pollo relleno de fruta y ladrillos
dejad que los negros jueguen
con el fósforo de la lluvia
los latinos beban cerveza junto al salón de apuestas
los eslavos se coman las aceras

Nosotros, dice el Coronel

somos el reflejo traslúcido de la mansedumbre
el horrror de la furia sin agua caliente
la silueta dorada de los pechos de una virgen
tremenda como el Cerro del Tío Pío
7 pezones como siete cabezas de tornillo
contemplan la ciudad

Cae la tarde y cae el martillo.

El Coronel Kurtz (Carlos de la Cruz): POéTIKAS/27/09/2019

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