20:00H.
Sesión X/ 21:02:2014.
Con: Yolanda Pérez Herreras, Carlos Salem y Escandar Algeet.
Podríamos decir que hemos llegado al ecuador, de este primer año, en POéTIKAS; celebramos la jornada diez del ciclo, de las veinte posibles que se pueden dar. Al menos habrá poesía, dos veces al mes, hasta el mes de junio, en la librería La esquina del zorro. Posiblemente hasta julio, en este Vallecas preso de la velocidad; toda una alegría para nosotros, cuando en un principio dudábamos del interés de los vecinos. Como en las historias comunes que a diario acompañan a los individuos, este ciclo está dibujando la suya en la cotidianidad de lo recóndito; de lo personal y lo susceptible; de la delicadeza, llegando hasta la cordialidad; pasando por el apego,
que de alguna manera simboliza el amor. Del compromiso y la conciencia. Hay tal cúmulo de sensibilidades, que a menudo, bien, mal o regular, unen a las personas. Nos mola, cuando es lo que nos aleja poco a poco de las monedas convencionales. El ciclo crece y todavía es pronto para sacar conclusiones, tampoco es tiempo para hacer algún tipo balance. También es complicado saber si nos corresponde a nosotros el hacerlo. Hablando de poesía, libre te quiero como decía el libertario, refiriéndose a la belleza en su poema; lo bueno es que podemos hablar de diferentes enfoques de una misma cosa, de diferentes expresiones de un monstruo que se desarrolla y transforma constantemente. Las realidades tan distintas que se presentan en la vida, y aquello otro que siquiera alcanzamos a comprender, tal vez porque no necesite ser entendido. En todo caso manifestaciones diversas, expresiones que enfocan la realidad del individuo, de la comunidad. Solo que, de alguna manera, tratar de nombrarlo: POéTIKAS. Donde posiblemente el interlocutor, adonde llega el mensaje, sea lo más importante.
que de alguna manera simboliza el amor. Del compromiso y la conciencia. Hay tal cúmulo de sensibilidades, que a menudo, bien, mal o regular, unen a las personas. Nos mola, cuando es lo que nos aleja poco a poco de las monedas convencionales. El ciclo crece y todavía es pronto para sacar conclusiones, tampoco es tiempo para hacer algún tipo balance. También es complicado saber si nos corresponde a nosotros el hacerlo. Hablando de poesía, libre te quiero como decía el libertario, refiriéndose a la belleza en su poema; lo bueno es que podemos hablar de diferentes enfoques de una misma cosa, de diferentes expresiones de un monstruo que se desarrolla y transforma constantemente. Las realidades tan distintas que se presentan en la vida, y aquello otro que siquiera alcanzamos a comprender, tal vez porque no necesite ser entendido. En todo caso manifestaciones diversas, expresiones que enfocan la realidad del individuo, de la comunidad. Solo que, de alguna manera, tratar de nombrarlo: POéTIKAS. Donde posiblemente el interlocutor, adonde llega el mensaje, sea lo más importante.
A uno no dejará de sorprenderle los viernes del POéTIKAS. Hoy era bien temprano cuando en la puerta del chiringuito había un amplío grupo de personas esperando a que diéramos comienzo una nueva jornada de este ciclo de poesía contemporánea. Sorprendente, porque aún quedaba una hora para empezar. Teníamos un cartel, supongo que interesante, por la expectación. Hoy nos visitaban la artista perfomance Yolanda Pérez Herreras, y los poetas Carlos Salem y Escandar Algeet; estos últimos mantienen un “tour”, al calor de la editorial ‘Ya lo dijo Casimiro Parker’, por la península, bajo el nombre de “Confieso que he bebido”; pero hoy no era el caso, hoy acudía cada cual con su película. No eran las ocho de la tarde y no cabía un alfiler en la librería, nuestros habituales que saben que damos un margen de cortesía antes del comienzo, tuvieron que permanecer de pie durante la sesión. Tampoco quisimos demorar más la historia, así que cogimos de la pechera al pendenciero Charles Bukowski y le invitamos a que abriera la sesión diez de POéTIKAS. Hoy tenía que ser él, por tantas y tantas cosas que sería absurdo enumerarlas. Así pues, todo bastante obvio; excepto el poema que elegimos de él: “Poemita”, aquél de la “paloma malograda” entre tanto diminutivo, aquél donde para el poeta la muerte también era un misterio.
Admiradores, seguidores, adeptos, simpatizantes, incondicionales, en definitiva fans. De hecho, la mayoría de la gente es fan de algo o alguien. Deportes, televisión, actores, películas, estrellas del rock, etcétera. Hasta aquí la normalidad, lo corriente. Pero inusual, bajo mi punto de vista, cuando se trata de poesía. Un poeta casi acorralado por una cuadrilla entusiasmada, antes, durante y después de una lectura o recital. Al menos, yo es la primera vez que lo presencio. El hecho es más sorprendente cuando no hay soporte mediático alguno, y sus dos únicos libros están publicados en una editorial independiente, semi-invisible; no obstante, Escandar Algeet, en poco más de tres años, lleva vendidos miles de libros. En poesía, todo un bestseller. A su poesía le podemos encontrar algunos rasgos característicos de los poetas de la experiencia, como podría ser un lenguaje sobrio entorno a lo cotidiano, a los hechos vividos, a su rememoración melancólica; la proyección de experiencias íntimas, más propias que ficticias o ajenas, como es el caso de Algeet; que nos invita, la mayoría de las veces, a navegar sin aspavientos, a dejarte llevar, en el hecho propuesto en el poema. Su vida, y el arte de la metáfora. Muy cercano al camino de la confesión. Tremendamente honesto en su confección y propuesta; digo esto, porque es razonable, además de justo, hacerlo con la perspectiva que nos otorgan los años, un recorrido por la etapa más vulnerable de la vida: la que va desde la infancia, pasando por la adolescencia, hasta llegar a la primera juventud, donde todos sabemos o hemos experimentado, la sorpresa inesperada del ostión en el hocico; amores, desamores, familia, amigos, una suerte de situaciones desarrolladas apegadas a la realidad, supongo que donde más de uno, y una, no le es difícil el reconocerse. Es el paso del tiempo el que otorga el hecho de acuerdo con la jerarquía de la memoria; luego está el bonus track de que todo se desarrolle, puertas afuera del
aleccionamiento. Pero ojo, no nos engañemos ni nos equivóquenos de poética, cuando muchos de sus poemas rezuman un sentido de conciencia, a años luz de lo que pudiese parecer una poesía de tinte sentimental: “tú impídeme volar y verás quién termina volando por los aires”, nos avisa en uno de su poemas.
aleccionamiento. Pero ojo, no nos engañemos ni nos equivóquenos de poética, cuando muchos de sus poemas rezuman un sentido de conciencia, a años luz de lo que pudiese parecer una poesía de tinte sentimental: “tú impídeme volar y verás quién termina volando por los aires”, nos avisa en uno de su poemas.
LA POÉTICA DEL NARRADOR
Carlos Salem o el nada extraño caso, de un narrador excelente que escribe poesía. Este polifacético autor, que tuve la fortuna de conocer en 2006, y al que, desde entonces, considero parte de mis historia por cercano, clarividente y buena gente. El fue uno de los perpetradores necesarios de las míticas jam’s sessions de poesía en el Bukowski Club de Madrid; aquella escuela canalla y nocturna que, tiempo atrás, propiciaría un oxigenante escupitajo en el mundo de la poesía. Así que contar con él en este espacio también es un privilegio. Anoche tuvimos en POéTIKAS al Salem más “Follamador”, y sin embargo preciso, para hacer de la poesía un ejercicio de ternura punk; como quien trata de encaminar y dirigir al corazón, o el pene. Todo, según se mire. También se trajo al poeta soberbio de “Los Malos”, el que se adentra en la poesía social y pone empeño en ordenar el dolor, el de Cambiar el deseo por bonos del estado: “Nos olvidaron”. Con violencia, o, lo que es lo mismo, con sinceridad se vive y como escribidor profesional de historias, cuenta con el plus de la poética del narrador; esto es: primero, la visón que se tiene del mundo, en el que se vive, a través de la propia mirada, y, segundo, pero no menos importante, la propia conciencia de quien lo escribe; es decir, es imposible poema o relato alguno, sin la percepción real previa del hecho o de los hechos, donde abandonarse a sí mismo; se diría que es imprescindible, para empezar a ser honesto con las caras que ha visto y exacto a las palabras que escuchó, en definitiva a las historias, que no pensabas, pero que, caprichosamente residen en tu interior y no se sabe porqué mecanismo despiertan, para que, cuando menos lo esperas, sean los mismos adentros los que te dicten. La Poesía: “nada grave”, como afirmaba que diría el poeta Ángel González.
MI CEREBRO/ MI ALMA
Habíamos tenido, por el mes de noviembre, a Juan Nieto, quien nos ofreció además de sus poemas, pequeña piezas, acciones condensadas muy bellas, para separar a algunos de sus poemas. Esa fue la primera vez que POéTiKAS tomó contacto con el arte de acción; pero la propuesta hoy de Yolanda nos ha dejado ojipláticos a todos. La artista acometía su acción, para sorpresa de muchos de los asistentes, desenvolviendo pausadamente un rollo de cinta adhesiva transparente, en él quedaban adheridos los versos escritos una vez declamados, extendiéndose así, como suspendidos en el aire, hasta la finalización de la declamación. Finalizaba el poema, pero no la acción; el poema nuevamente cobraba vida a través del cuerpo de la artista. Tomando a la inversa el recorrido anterior, envolviéndose en el poema; revistiendo su cabeza de los versos en el aire, de donde salieron, a donde regresaron. Creadores que conciben la poesía como un descubrimiento nuevo y efímero; obras como la evolución de la misma acción en el proceso de creación, formas sorprendentes, piezas efectistas para arrancar, porqué no, unas risas o para establecer una llamada de atención ante las múltiples realidades que en determinados momentos nos puedan acompañar. En cualquier caso, para generar una reflexión siempre. El autor o artista, su cuerpo, como modo expresión. En este país esta disciplina está consolidada, la acción poética, el apartado de la perfomance dentro de la poesía goza de buena salud. En la ciudad de Madrid contamos con una destacada autora en esta materia, por eso quisimos traer hasta POéTIKAS a Yolanda Pérez Herreras y dotar a este espacio con una posibilidad nueva de comunicación. La artista nos revelaba su aniversario, la celebración en la 'Bel-Mad Exchange’, treinta años desde que por primera vez Yolanda pisara tierras irlandesas con su arte; Belfast, Dublín, toda la maraña de sensaciones que se acumulaban en su cabeza por este año, de vital importancia para ella. Esta invitación a que os acompañara a POéTIKAS, “justo lo que necesitaba mi cerebro y mi alma”, decía.
Atrás dejamos el mes de febrero, esperanzados en un nuevo marzo a puertas de una primavera que esperamos ancha. Seguimos hilando en este espacio, intentando pulsar la realidad poética de esta ciudad, acertados o no, nuevas propuestas nos esperan, con el convencimiento de que serán de vuestro interés. Os esperamos, seréis bienvenidos como siempre.
Gsús Bonilla
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