viernes, 17 de octubre de 2014

DÍA DE REYES

DÍA DE REYES

Un día seremos reyes
-me dijo-
la ciudad se plegaba sobre si misma
conocíamos los bares, conocíamos a las chicas,
los camareros amaban nuestras borracheras
nuestros poemas adornaban las puertas de los baños
de los altares en los que nos coronábamos de alcohol y espanto.

Leíamos escribíamos y bebíamos
con la misma rabia y dedicación;
pero los reyes tienen muertes ridículas
en la guerra en el amor o en la cama
con los pulgares de los pies hinchados de sangre
y el terror de la inmortalidad
dibujando un rictus patético en las costuras del sudario.

Un día seremos héroes
-dijo-
de pie sobre el lomo de un rinoceronte:
agitaba los brazos y aplaudíamos
embriagados,
disfrazados de insectos, reptiles coronados
perros con pulgas del tamaño del orgullo
pero sin amo,
perros de azotea, perros de alcantarilla,
perros con la voz cuarteada por el vino y el tabaco,
perros atropellados, arrojados a la cuneta
con la firma de nuestros intestinos
en el cruce de railes de un paso de cebra.

Un día seremos mortales
-gritaba-
mientras el sol lavaba la cara del escenario
las farolas cerraban la chispa
y una madre tirando de su hijo de 6 años
se apura para dejar al chaval en la escuela
y llegar puntual al trabajo.

De: Carlos de la Cruz

SOY DE LA PLAZA de España

Soy de la plaza de España
y de la vuelta del aire y de las gabardinas
heridas por la noche de los días de cine y de milagros
―en el Azul pasaban una historia de Bergman
de perennes secretos  y grietas sin sutura―.

Soy 
de una plaza cualquiera de una ciudad sin nombre
donde a veces se odia tanto como se ama. Soy
prefabricado en piel oscura por manos coloniales,
soy 
vasallo triste junto a hogueras frías,
soy huérfano de este siglo, abrigo abandonado. 

Soy de la plaza
de España y del andén vacío y de las escaleras.
De las noches más solas, salida a Noviciado.
Soy del cartón y de los soportales
que la noche desova como un reptil de caucho
en las horas más frías,
en las más turbias lunas. 


                                                   De: Manuel Rico, en  Fugitiva ciudad (2012)

martes, 14 de octubre de 2014

Carlos de la Cruz

Carlos de la Cruz nació en Aranda de Duero, Burgos, en 1973. Desde muy joven busca cangrejos y noches con taberna en las palabras; ha dado recitales de poesía trasnochada en diferentes lugares de España y México (en donde vivió más de diez años). Ahora está en Madrid, con su mujer y su hijo, planeando una nueva huida inesperada a otra vida.

Libros de poesía
Cave canem. Versos rabiosos. Edición Personal, Madrid, 2001.
Ópera de la Malaestrella. Ediciones Oblicuas, Barcelona, 2009.
Colaboraciones
Revista (R)registromx una publicación temática formada en 2003 cuyo interés primordial es la gestación, promoción y difusión de proyectos creativos en torno a la literatura, el arte y el pensamiento crítico. México DF.
La Ñ literaria. Número 8. Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Dueñas. Palencia, 1999.
Cuadernos de poesía 2, Otoño-Invierno 2001. TELIRA, Aranda de Duero, Burgos.
Cuadernos de poesía 7 y 8. Aquí llama primera del XXI (poetas de Burgos). Año 2004. TELIRA, Aranda de Duero, 2003.
Revista Es hora de embriagarse con poesía. Número 5. La Vida Rima, Madrid, 2010.
PoeTrastos (por favor, tratar con cariño). La Vida Rima. Madrid, 2011.
Festival internacional de poesía VERBO, Noviembre 2013, México Distrito Federal
Compartiendo escenario con Saul Williams y Wiktoria Szymanska entre otros.
Participación en VERBO http://youtu.be/it4XjL1Hj1o

Minidocumental del FESTIVAL VERBO 2013 http://youtu.be/B3eNfehTpfY

Manuel Rico

Manuel Rico (Madrid, 1952) es poeta, narrador y crítico literario. Ha colaborado en diversos diarios y revistas y en la actualidad ejerce la crítica de poesía en el suplemento Babelia, del diario El País.  Es autor, entre otras obras, de los libros de poemas La densidad de los espejos  (Premio Juan Ramón Jiménez de 1997), Donde nunca hubo ángeles (Visor, 2003), y De viejas estaciones invernales  (Igitur, 2006). Una amplia selección de su obra poética se recoge en la antología Monólogo del entreacto. 100 poemas. (2007) publicada por Hiperión. Trenes en la niebla (Espasa, 2005) y Verano (Alianza, 2008) son sus últimas novelas, esta última galardonada con el Premio Ramón Gómez de la Serna 2009.  Es autor del único ensayo publicado sobre la totalidad de la poesía de Manuel Vázquez Montalbán, Memoria, deseo y compasión (Mondadori, 2001) y del libro de viajes Por la sierra del agua  (Gadir, 2007). Dirige la colección de poesía de Bartleby Editores. 

Con su libro  Fugitiva ciudad, ha obtenido el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández en su edición de 2012.


lunes, 13 de octubre de 2014

Saray Mena

Lo que escribo está hecho sobre la marcha, sin buscar rimas, aunque a veces salen solas, sin ningún esquema ni sistema. Habla de las luces, sombras y claroscuros, más de lo segundo, influenciadas en nuestra cotidianidad social y política.

domingo, 12 de octubre de 2014

Tania Panés

He estudiado Historia del Arte en la Complutense, el ultimo año de la carrera lo hice en Paris (fue donde empecé a escribir con frecuencia) y luego he estado dos años viajando por Sudamérica viviendo de las artesanías y diversos trabajos esporádicos. Más tarde me metí en el mundo del buceo y estuve en un velero viviendo tres meses en el Caribe (Bonaire principalmente). He llegado a Madrid después de tres años viajando y me he entregado de pleno a la poesía urbana con momentoverso... y bueno... he aprendido que todo se puede hacer en esta vida. Tan sólo hay que atreverse.

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SOBRE MOMENTO VERSO ( http://momentoverso.com): Somos dos hermanos, Tania y Alejandro, que surcamos los espacios públicos con nuestra máquina de escribir. Cuando algún valiente se acerca, nos dice un tema o unas palabras y nosotros le escribimos un poema único, personal y espontáneo. Al término, la persona lee el poema y nos remunera de la manera que cree, siente o puede. Esto es Momento Verso, una iniciativa que saca la poesía de los escritorios, de las noches de insomnio, y la devuelve a la calle.
A nivel perceptivo y sensitivo, existe un contraste muy fuerte interior/exterior. La escritura es un acto individual e íntimo que se desarrolla normalmente en un cuarto con la menor distracción posible. El llevar este acto solitario a un entorno público implica coexistir con esas distracciones. Mientras dotas de sensibilidad a lo que escribes te insensibilizas del exterior. Sin embargo ese aislamiento es permutable, primero eres receptivo a los estímulos externos puesto que esperas a que alguien se acerque a pedir un poema y que te guíe con su tema. Además eres sumamente permeable al entorno, lo que se refleja en los poemas. A continuación te enfrascas en ti mismo, olvidas los estímulos externos hasta la total introspección para priorizar tus estímulos internos. Finalmente vuelves a dejar paso a los estímulos externos para interactuar con la persona que lo ha pedido. Este vaivén perceptivo y sensitivo de fuera a adentro y afuera además de ser un contraste muy potente que requiere práctica y esfuerzo, es toda una paradoja. Sacas a la calle la creación poética para nutrirte de lo exterior pero para hacerlo tienes que abstraerte durante minutos de eso mismo.

Dossier/ Octubre2014

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