domingo, 9 de febrero de 2014

SESIÓN IX/ Febrero 2014

Ciclo de poesía contemporánea en Vallecas: POéTIKAS en La esquina del Zorro. 
20:00H. 
Sesión IX/ 07:02:2014.
Con: Aurora Pintado, Layla Martínez y Luis Miguel Rabanal

Miedo amor corazón: dadme lenguaje 
Pasamos el mes de enero al calor de las poetas Inma Luna, María Sotomayor y Mª Ángeles Maeso y los poetas Ángel Petisme, Iván Rafael y Jesús Malia, que vinieron a este Vallecas nuestro, para compartir con los vecinos la propia experiencia vital en el ejercicio de su escritura, sus respectivas propuestas poéticas. Un mes de enero trágico para la poesía. A las recientes pérdidas de Juan Gelman y José Emilio Pacheco se ha unido la también lamentable de Félix Grande. Entonces decidir alejarnos de la realidad, para poder decir hoy que el poeta no ha muerto, y en la sabiduría del poema celebrar el verso, y en la celebración del hombre representar el dilema del ser humano y la verdad, el misterio de la muerte, de la oralidad y la escritura. El cometido del poeta es custodiar el poder personificado en el lenguaje. Resucitar la necesidad de una poesía más actual y cercana a los tiempos en los que vivimos. Como la herencia que nos han dejado estos tres hermanos Gigantes. Así pues en la disciplina de la expresión esperamos expectantes un nuevo tiempo de palabra y compromiso. Qué haremos entonces con la poesía cuando la Guardia Civil lanza pelotas de gomas o arroja botes de gases lacrimógenos o dispara balas de “fogueo” a un grupo de personas exhaustas que intenta alcanzar a nado una costa española si acaso para que el hambre sea otro hambre, qué haremos en el poema. Qué haremos con la poesía, cuando el salvavidas es la vergüenza y la crueldad, el odio y la sinrazón. Qué haremos en el poema.
En La esquina del zorro hemos convenido un espacio para la palabra y propusimos para este mes de febrero una asociación de voces desemejantes y cautivadoras en la universalidad del poema. En la IX Jornada nos visitó la poesía de Aurora Pintado, Layla Martínez y Luis Miguel Rabanal. El público nos volvió a premiar con su presencia; asiduos y caras nuevas entre los asistentes, bienvenidos todos. Dimos comienzo con “Quiero escribir los versos más tristes esta noche”, del poema “Espiral”, de Felix Grande, a modo de homenaje, como hicimos semanas atrás con el poeta Juan Gelman, también fallecido en una semana que coincidió con una jornada de POéTIKAS. Tratamos, en nuestra pequeña estructura, por el mero hecho del experimento, sumergirnos en la angustia del poeta en su quehacer, que el poema del poeta con el que iniciamos una nueva jornada, aborde el ejercicio poético como lenguaje y palabra, y sea la misma palabra, el vocablo, el término, como un recurso más dentro del poema; es decir, el poema ha de contener necesariamente estas palabras. En esta obviedad no es fácil a veces encontrar el poema adecuado. Hasta ahora han dado inicio una nueva jornada de POéTIKAS Gloria Fuertes, Blas de Otero, Bertolt Brecht, Edgar Lee Masters, Fernando Pessoa y los recientemente desaparecidos Juan Gelman y Felix Grande.
OTRO ESPACIO, OTRA DIMENSIÓN 
Acostumbro a situarme en primera fila, lo que me permite hacer alguna que otra fotografía a los invitados, tomar apuntes que luego trasladaré a un cuaderno de notas, y desde allí doy la bienvenida cada jornada e inicio el encuentro. Hoy, por otras circunstancias, mi emplazamiento en POéTIKAS ha sido otro, me he sentado junto a las invitadas, y desde esta nueva perspectiva he tenido otra percepción de lo que ha venido siendo el encuentro estos últimos meses. Desde aquí he visto a algunos habituales del encuentro como Pedro José Morillas y su compañera Isel, José Alegre, Susana, o la más veterana de todos, la poeta Roxanna Popelka que desde que participó en la primera sesión desde entonces ha asistido a todas las demás, y eso que se tiene que desplazar en coche bastantes kilómetros para llegar hasta aquí, al igual que la gente de Sanse con el colega Ángel a la cabeza; los colegas de “La esquina...” , vecinos del barrio, qué incluso, cuando aparecen, lo hacen con su ropa de trabajo recién terminada la jornada; y el gustazo de dar la bienvenida a gente nueva como hoy a los colegas Naveiras y Eva, de La Vida Rima. En esta nueva peculiaridad para mí observo a los asistentes, y me entusiasmo de nuevo con este ciclo, se me aclaran algunos interrogantes. Contemplo el silencio y la atención de la gente, me hace entender que no están aquí para ver un espectáculo, que vienen a
escuchar poesía. Y en ese respeto, nos alejamos de los pasatiempos. El oído ante el aplauso fácil.
En esta nueva circunstancia, en otro embobamiento, no he prestado el interés que debiera a quienes teníamos de invitadas a la novena jornada de POéTIKAS, de manera que los apuntes han sido menos extensos que otras veces. Daba inicio en esta noche de viernes la poeta Aurora Pintado. Se puede decir que se prodiga poco, o al menos tengo yo esa sensación, así que cuando lo hace, ya sea dónde sea, si en el papel o en un recital, hay que prestarle una atención nueva. Siempre es un placer, tanto el escucharla como leerla.“Ficciones de carretera” es el libro que tiene publicado, desde que lo hiciese en 2008, no se le conoce otro, aunque desde entonces hasta hoy sí que ha sido incluida en unas cuantas antologías. Su poesía tiene el don de emplazarnos a espacios reconocibles por todos, si embargo no deja de ser sorprendente como ese lugar deja de resultarnos amable. Conoce de primera mano el mercadeo de la publicidad. Sabe de la sociedad de consumo, y sobre ella desata su ira, su escritura. En Aurora siempre ahí algo nuevo, original. Vocabulario, lenguaje. Recuerdo un poema de amor/desamor que transciende en el equipamiento de un automóvil, donde parabrisas, retrovisores, asientos tapizados, salpicadero, ejercen de vocabulario para el corazón. Creativa, también narradora, Aurora no deja de investigar en nuevos matices artísticos, como el arte de la caligrafía, es decir escribir con letra artística y correctamente formada; versos, poemas, de poetas amigos y clásicos conforman esta faceta, adquiriendo sobre el papel nuevos significados visuales.
Tenía a mi derecha a Layla Martínez; sus poemas tienen la capacidad transportarnos a otro espacio, a otra dimensión, a otro tiempo, pareciese que el poema va un poco más allá del creador. Pasa en su primer y único libro publicado hasta ahora, “El libro de la crueldad” (LVR Ed. 2012) donde quiebra límites y prototipos en la poesía actual; poemas en prosa se diluyen entre falsas biografías y junto con otros poemas en verso se establece como uno de los libros más originales escrito por autor joven en estos últimos años. Una pena que anoche este libro pasara casi que de puntillas por entre nosotros; por el contrario, Layla nos premiaba con una lectura ancha de sus poemas inéditos, que siguen manteniendo la tensión de cuando uno se sumerge en otros, esta vez con los matices de lo existente, y hablar de lo que nace de dentro de uno. Sus poemas nos retrotraían a principios del siglo XX, a modo de homenaje discurrían personajes tan distintos como asimétricos, y sin embargo parecidos; transcurrirían personajes -que vagamente recuerdo mientras pongo en orden este diario- como el escritor y revolucionario Borís Sávinkov, o el dramaturgo sueco Johan August Strindberg, del que nos contaba su fobia a la electricidad. También nos contaba la historia del misionero y obispo que fue a cristianizar nuevos mundos y al que se merendaron los cristianizables, de ahí su “Manifiesto de los insomnes”, que nos leyó para terminar su intervención.

EL ENALTECIMIENTO DE LA MEMORIA

Había expectación con la presencia de Luis Miguel Rabanal en Madrid y no era para menos, pues Luis tiene un buen manojo de seguidores que leen su poesía; sí que es verdad, y otra cosa distinta es que compren sus libros. Supongo que el hecho mercantil le preocupe algo más que al autor a cualquier chavea con arte que monte una editorial para la difusión de la poesía, interesándose antes que por la obra del autor por un determinado clan simpatizante. Pero esa harina es de otro saco, hoy. Afortunadamente tuvimos sus libros en La esquina del zorro, concretamente dos, de más de la veintena que entre poesía y narrativa tiene publicados. 

Para el que no lo sepa, a algunos nos gusta sacar de paseo a la poesía de Luis, ponerle voz, en las lecturas colectivas, en los recitales; si acaso con la intención de reivindicar a uno de los poetas más admirables en esto de ir empujando letras de precipicio en precipicio; si él no puede, su poesía presente. En otros circuitos, como por ejemplo el “El viernes de dolores”, que viene liando desde hace unos cuantos años el multidisciplinar Felipe Zapico. Y poetas tan dispares entre sí, por citar a algunos, como el asturiano David González o los leoneses Vicente Muñoz Álvarez (quien hace unos años le organizó un emocionante homenaje), Juan Carlos Mestre o el mismo Antonio Gamoneda, coinciden en el compromiso humano; en la excelencia del ejercicio poético de Luis Miguel Rabanal; así también lo comentaba el traductor y poeta Juan Manuel Macías, cuando presentábamos en noviembre “A la que falta”, en La Marabunta . Por ello, y por que nos venimos tratando unos cuantos años ya, cuando empecé allá por julio del año pasado, a estructurar POéTIKAS, tenía claro que su poesía debía de alguna manera estar presente en este ciclo de poesía contemporánea. Para ello le pedí a Luis, como es costumbre, su consentimiento. Elegida la jornada para su participación, y con la responsabilidad y el pudor que supone leer públicamente la obra de otro autor ejercí, además de Cicerone, de rapsoda para la ocasión. En esa dificultad solventé la lectura titubeante, ante el compromiso. 

Escogí, de la extensa obra de Rabanal, poemas de sus libros “Música para torpes” (2012) y “Mortajas”(2009), y una de las prosas que aparecen en “Casi cuentos para acariciar a un niño que bosteza”(2010). La obra de Luís se podría ubicar como el enaltecimiento a la memoria, si acaso para darle sentido a la vida. El dolor de la pérdida, el dolor interno; el dolor externo, el físico. La soledad. Todo ello está bien presente en sus libros. Así, con estos mimbres, quise expresar a los asistentes que estamos ante uno de los tipos más irónicos que conozco, llevando a su experiencia vital a un terreno que a otros, si se diera el caso, en su misma circunstancia, tendríamos muchas dificultades para encaminar. Entonces creí conveniente arrancar su participación, esta noche aquí, con un parrafín de aquella nota del 99  “Hacía una bibliografía casi definitiva de este hombre”, que rulaba por la web tiempo atrás: Desde finales de 1997, debido a la tetraplejia producida por un derrumbe doméstico o por un accidente de surf, ya no se acuerda, es usuario de una bonita silla de ruedas Breezy. Así y todo, y con dolores, continúa escribiendo, (si hasta el célebre programa de voz con que está dictando texto se pregunta cómo lo consigue). Se conoce que hace poco que dejó de fumar y que es bastante cabezota... tercos también, quienes te apreciamos amigo. 


En apenas quince días la poeta y performance Yolanda Pérez Herreras,  y los poetas Escandar Algeet y Carlos Salem, vendrán hasta el barrio para hacernos un nuevo POéTIKAS, en su X Jornada. Si es de vuestro agrado y queréis pasaros por aquí seréis bienvenidos, como siempre.

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