Fuimos de los tantos, aquellos de la nada, colmados de expectativas y pantalones cortos. Nos convertimos en lo que somos hoy, una plaga de cosecha, frigoríficos vacíos y fiambreras de doce a una, almuerzos cronometrados. Poesía al margen de la poesía. Siento mucho que las cosas no hayan salido como tú querías, pero mañana habrá otro baile en la campa, músicos y cigarrillos y haremos el amor bajo las estrellas. Amaneceremos con la noticia: por fin ha estallado el coche oficial del presidente. Y yo te secaré las lágrimas con mi pañuelo usado.
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