Amores imposibles cuando descubres a la chica que en el tren te mira a los ojos cada mañana haciendo cola en el banco con su novio. Miradas furtivas en la misa de once que acaban en una cita en el discobar. Bares con olor a frito donde se niegan penaltis. Goles marcados al sábado como si en ello nos fuese la vida. Aceras por descubrir (ínsulas extrañas do luchar contra los coches, los nuevos gigantes Sancho). Valiente muerte juvenil sobre las ruedas del fin de semana, equipo de piernas para sillas de ruedas. Mujeres con depresión que se asfixian subiendo al cuarto piso. David ecologista intentando abatir a Goliath ministerio de obras públicas. Cola del paro, Ley de extranjería, olmos y plátanos por palmeras y lianas
Sin salir de mi ciudad, el mundo se ha convertido en una apasionante aventura
De: Francisco Cenamor, en Ángeles sin cielo (Vitruvio, 2003)
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