miércoles, 4 de marzo de 2015

He venido con todas las palabras



Un poeta una poeta
Deberían morir
Cantándose  en la miseria

Cecilia Quílez

He venido con todas las palabras.

Dijiste habla de amor
y lo hice.
Y dije te amo
                          te amo
                                          te amo
                                                         muchas veces,
era un amor tan blanco
que dañaba los ojos al mirarlo.

Eh, poeta!
habla de pájaros.
y sumiso alcé vuelos,
                                       cantos,
                                                     plumas,
inventé trinos
y dije colibrí, gorjeo, alondra.
Pero no hablé de jaula,
fragilidad, barrotes,
del ala rota por el cable.
Me faltaron las onomatopeyas,
el duro crack del hueso
roto bajo mi puño.

Me pediste colores
y pinté de arcoíris los infiernos.
Dijiste: habla de flores, bufón,
y se me fue llenando
la boca de amapolas
en cada espiración,
                                     con cada verso.

Y de repente un día,
confiado
quise hablarte del hombre,
del hermano…
Ssssssssssh
no es esa tu función,
la tuya es venir gratis a mis fiestas,
frecuentar mis prostíbulos
solo cuando te invite, bufón pobre de corte.
Y me quedé callado
                                     sin palabras.

Pero ya no.
Hoy traigo en mi maleta de sueños
todas las que no quieres.
Hoy que miro las piernas agitadas
del que pende de la soga
meto mi mano dentro,
en el justo lugar donde la cuerda
triza la piel más fina.
Meto mis dedos fuertes y estiro
                                                estiro
                                                          estiro
hasta que vuelven los ojos a sus órbitas.
Ves?

Ya. Ya sé.
No es esto lo que esperas.
Tú me quieres amor y pájaro,
me adoras en colores brillantes,
en flores.
Me quieres manantial.
Bufón.
Tú quieres mis palabras llenas de ángeles
para hacerte con ellas una capa
que tape tu miseria.
Pero no puedo dártelas, forman
parte de un todo.
Van junto a las demás.

Las digo…
Digo amor herido,
pájaro asesinado,
color negro tu espíritu,
amapolas y napalm…
Digo dignidad, dolor.
Digo ego, sí, el mío, pero también miseria.
Digo desposeído y hablo de mi y de todos.
Digo limo. Pero también estiércol.
Hablo del vientre fértil
y también del cuchillo que lo raja.
Digo boca. Y escupo.
Hablo de beso, sí,
y de labio roto.
Digo hombre, humanidad, humano, hueso,
tan solo con la hache salen cuatro seguidas,
sin apenas pensarlas.
Caricia, tortura, vida, agonía,
digo uña arrancada, orgasmo,
Insurrección, susurro, grito,
digo todas las palabras que me caben en las fauces
Porque son mías,
                           son mi patria.


Sin ellas no soy más que el sonido sordo de una piedra
golpeándome en la nuca.

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