el ruido incesante
de maletas sin rumbo.
de los peldaños
que aún conscientes,
marchitan altivos
la rosa de los vientos,
la flor de lis que nos acunó.
que refugia al apátrida.
en el acta de la negación.
en la estación de lo bucólico,
cuando muestran su obra
en exposiciones de folclore.
bajo la batuta de la distancia.
sumiso al abandono,
que resiste para decir:
“no busque culpables
más allá del olvido”.
Abel Aparicio
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